Pues como lo veis, estos suecos son muy buenos anfitriones. Todos los años dan una bienvenida a los estudiantes de intercambio en el ayuntamiento, muy bonito por cierto. Nos recibió el mismísimo alcalde, con el que puedes conversar, es bastante accesible. Su discurso fue corto, porque dice que tenia hambre, vamos que era un tipo campechano, como nuestro Rey jejejeje. El discurso fue coronado con una de las primeras palabras que aprendes al llegar aquí, ¡scol! (creo que en realidad no se escribe así) que viene siendo nuestro ¡salud! cuando brindamos. Luego te invitan a cenar (a la hora sueca claro, eso viene siendo las 7 de la tarde) en los salones del palacio donde esta el ayuntamiento. Comida ligera pero buena, buenos vinos chilenos y hasta un menú especial para vegetarianos. Así da gusto.
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